Guía para identificar información confiable sobre menopausia y premenopausia
- Liliana Padilla

- 7 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 16 mar

En Medicina tenemos sociedades científicas que agrupan profesionales que se comprometen con prácticas derivadas de datos sólidos (es decir, producto de estudios clínicos serios cuyas conclusiones permiten mejorar las prácticas de los médicos que nos acogemos a ellas).
Algunas de estas sociedades son la Sociedad International de Menopausia (International Menopause Society) o la Sociedad de Menoapusia, (The Menopause Society), por mencionar dos de las dedicadas a la Menopausia en las que más confío.
Todas estas sociedades tienen sitios web y, en su interior, secciones dedicadas a pacientes con información dirigida a mujeres que quieren informarse de fuentes fiables, traducida a un lenguje comprensible para no médicos.
Aquí los links a las secciones para pacientes de estas 2 sociedades:
El Colegio Americano de Obstericia y Ginecolgía (ACOG, una de las sociedades científicas serias, dedicada a la Ginecobstericia en general) publicó en Noviembre 2024 una guía para paciente sobre cómo detectar la desinformacion sobre Menopausia (que pulula y tengo la impresión de que crece exponencialmente), su autora es la Dra Nanette Santoro (miembro de la Endocrine Society, otra de las sociedades científicas confiables) y me pareció bien logrado y quiero compartir mi traducción resumida y libre (pero fiel, lo prometo).
Este es el link al artículo original en inglés consultable en línea https://www.acog.org/womens-health/experts-and-stories/the-latest/menopause-misinformation-is-everywhere-heres-how-to-detect-it
Sin más preámbulos:
Comienza por recomendarnos excepticismo ante cualquier promesa exagerada o solución rápida o infalible. Nos recuerda que todos los tratamientos médicos conllevan beneficios y riesgos y nos da 6 reglas para evaluar la calidad de la información que circula sobre menopausia y perimenopausia, que pueden ayudarnos a separar la verdad de las tonterías.
Sus 6 reglas son:
Regla #1: Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea
Si tienes más de 40 años, es posible que escuches que las hormonas son la cura para todo lo que te aqueja. La terapia hormonal puede mejorar síntomas de la menopausia, como los sofocos y la sequedad vaginal, y puede ayudar con los cambios de humor y el sueño deficiente. Pero no es la respuesta a todo, y no es adecuada para todas.
Regla #2: Observa quién vende el producto
Es fácil dejarse persuadir por influencers carismáticos, testimonios brillantes y empaques de productos atractivos. Cuanto más controvertido y apasionado sea un mensaje, más viral se vuelve.
Tómate un momento para investigar quién publica la información o vende un producto. ¿Tienen un título médico? Si bien un título por sí solo no es suficiente, es un comienzo.
Luego, ¿están vendiendo un tratamiento? Cuando un médico tiene un interés financiero en un producto, aparece un conflicto de intereses. Sé escéptica, especialmente si un médico cobra mucho por un producto (y añado yo: sobre todo si se insiste mucho en que lo adquieras o te lo presentan como la única opción).
Finalmente, considera su tono. ¿Afirman saber más que todos los demás? ¿Te dicen que ignores todas las demás fuentes de información, incluido tu ginecólogo? Esa es una señal de alerta de que lo que dicen puede basarse en opiniones, no en hechos.
Regla #3: Ten cuidado con las palabras de moda
Aquí hay algunas frases comunes en el mundo de la menopausia y que al sonar atractivas (pero carecer de fundamento científico) pueden usarse como trampas de marketing:
“Equilibrio hormonal” (o desequilibrio): tu cuerpo equilibra tus hormonas por tí, incluso cuando fluctúan durante la transición a la menopausia. No necesitas comprar productos para ayudarle.
“Aprobado por médicos” o “Recomendado por expertos”: vivimos en una época en la que cualquiera puede llamarse experto.
“Probado clínicamente”: esto no es lo mismo que "Comprobado clínicamente" (ver Regla #4).
“Natural”: muchos productos de venta libre se describen de esta manera. Pero usar ingredientes "naturales" no significa que un producto sea seguro.
Regla #4: Profundiza en la investigación
No es necesario ser científico para distinguir la buena investigación de la mala. Haz algunas preguntas críticas: ¿El tratamiento se probó en humanos? ¿Fue un ensayo controlado aleatorio? ¿Hubo un grupo de placebo? Si las respuestas son todas "sí", podría ser un estudio confiable.
Pero mira también cuántos participantes hubo y si el estudio fue confirmado por otros estudios. Para la mayoría de los síntomas de la menopausia, se deben estudiar al menos 100 participantes (porque si un estudio se hace en un número pequeño de pacientes no tiene la fuerza para generar una recomendación válida para todo el mundo).
También puedes apoyarte en las guías clínicas de sociedades cientificas que te garantizan que un equipo de ginecólogos ha revisado cuidadosamente los estudios de investigación, discutido la evidencia y acordado las mejores recomendaciones basadas en la información disponible.
Regla #5: Recuerda que los suplementos dietéticos no están regulados
Muchos tratamientos para la menopausia se venden como suplementos dietéticos.
Todas las formas de suplementos dietéticos están poco estudiadas, por lo que no sabemos qué tan bien funcionan o qué tan seguros son. Los suplementos dietéticos de venta libre también pueden afectar otros medicamentos que tomas u otras afecciones médicas que tienes.
Los suplementos tampoco cumplen con los estándares de pureza o calidad, por lo que no sabes qué ingrediente activo estás obteniendo o cuánto. Algunos productos no regulados pueden contener niveles peligrosos de hormonas.
Regla #6: Mantente alejada de las hormonas “compuestas”
Las hormonas bioidénticas son hormonas que son químicamente iguales a las hormonas producidas por el cuerpo y el uso de muchas de ellas está soportado por estudios rigurosos y son aprobadas por la FDA (Foods and Drugs Administration, el organismo de EE.UU encargado de regular la producción de medicamentos, el equivalente del Invima en Colombia).
Las hormonas bioidénticas “compuestas” son otra historia. Estos tratamientos hormonales son supuestamente hechos a la medida (a partir de examenes de sangre cuya interpretación no está estandarizada para permitir la producción de fármacos supuestamente “personalizados”) , pero no hay forma de garantizar que la paciente esté obteniendo la cantidad correcta de una hormona.

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